25 marzo 2006

Esperanza y temor

El anuncio de “alto fuego permanente” hecho por dirigentes encapuchados de ETA (Euskadi Ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad) es otro paréntesis más en cuarenta años de terrorismo, recibido con alegría y suspicacia, con esperanza y memoria, puesto que la organización ni se desarma ni expresa su intención de incorporarse al pluralista y amplio espacio político español en el que, a tenor de los pesimistas, se está precipitando la agonía de España.

Es significativo que progrese en el Poder Legislativo el documento que contiene las reformas al Estatuto de Cataluña en que queda consignada la nacionalidad de los catalanes y sus territorios. Una nación en otra nación. Abierta la puerta seguirán los vascos, los gallegos, mallorquines, valencianos y murcianos y ¿por qué no? Aludiendo a unas palabras en las que expresaba el ex presidente del gobierno español Felipe González su temor por el rumbo que iban tomando los nacionalismos, nos atrevemos a decir que la península de la piel de toro está en camino de balcanización.

El compromiso de ETA no está aún muy claro y en su declaración se han utilizado palabras que no se reflejan fielmente en la traducción al español. Mientras en euskera y en francés se consigna “acciones armadas”, en la versión castellana no aparecen los dos vocablos. Lo que sea, el tiempo mostrará lo que da de sí el compromiso, pues no es la primera vez que la palabra, porque no hay honor en el terrorismo, es incumplida.

Felipe González, 1989, como José María Aznar, 1998, trataron de aprovechar la oportunidad, como debe hacerlo el gobierno de Rodríguez Zapatero, para que la banda abandone las armas, se disuelva y se integre a los amplios espacios proporcionados en el sistema político de la Constitución de 1978.

La incógnita en estos momentos es: ¿a qué precio? ¿Qué se ha negociado y qué se espera negociar? Una buena parte de los españoles temen que el jefe de gobierno ceda, actúe a sus espaldas y presente hechos consumados que precipiten la fragmentación de la península a la que nos hemos referido previamente.

En el más positivo de los resultados queda pendiente la contribución eficaz en el mantenimiento de la memoria histórica. No al olvido ni a la impunidad es el grito de las víctimas del terrorismo; no una paz en componenda política contra el testimonio moral de millones de españoles que durante tres décadas han acudido a las convocatorias para hablar en silencio, romper la soledad de la muerte con aplausos y advertir a los criminales que no ganarán.

El temor es que lo no conseguido derramando sangre, lo logren muy fácilmente como rédito de la acción que ha cobrado cerca de mil víctimas mortales, miles de millones en pérdidas y la zozobra y el sufrimiento individual y colectivo. Como señalan diarios hispanos no se debe sustituir el principio de la legalidad por el principio de la oportunidad. El “único destino admisible para esta organización criminal es la disolución, el desarme y la justicia. ETA no se merece el premio de la desmemoria”.

La esperanza de los españoles es que la nueva etapa sea irreversible para el terrorismo, pero nadie echa las campanas al vuelo porque el futuro es una incógnita de proporciones tan descomunales que sólo se despejará cuando las exigencias de unos, apoyadas por el temor de volver al pasado, y las cesiones de otros, por complacencia e intereses políticos, abran el juego con la complicidad del silencio oficial y de la ignorancia de la mayoría.




Eta_olivo


Editorial del diario La Prensa (Honduras) - 25/3/2006


Yo estoy totalmente de acuerdo con lo manifestado en este editorial, que me ha ahorrado escribir sobre el tema como era mi intención.